lunes, 30 de enero de 2006

El hombre que inventó Manhattan - Ray Loriga

En apenas dos días he devorado "El hombre que inventó Manhattan" de Ray Loriga. Esta selección de cuentos cruzados, de historias vividas con la intensidad que da la gran ciudad, nos muestra la variopinta gente que nos podemos encontrar en las calles de Nueva York. Ray Loriga vivió varios años en la isla de Manhattan con su mujer Christina Rosenvinge. No sé que le envidio más, si su capacidad de escritura, el apartamento en Manhattan o su mujer. “El hombre que inventó Manhattan” es un libro altamente recomendable para amantes de los cuentos y para amantes de Nueva York, aunque hay que tener en cuenta una frase que Loriga pone en boca de un borracho irlandés: "quienes aman Nueva York, se odian un poco a sí mismos".
De los más de treinta apartados en los que se estructura el libro, he escogido el inicio de cinco de ellos, que me he permitido ilustrar con imágenes de uno de los muchos fotógrafos de la vida cotidiana de Nueva York: Joseph O. Holmes


"El hombre que inventó Manhattan"
El hombre que inventó Manhattan se hacía llamar Charlie, aunque su verdadero nombre era Gerald Ulsrak, estaba casado y tenía dos hijas. A lo mejor sólo una. Se decía que la mayor de las niñas era hija de otro hombre, tal vez por la manera en que Charlie la miraba o mejor, no la miraba. Gerald Ulsrak había nacido en un pequeño pueblo en las montañas de Rumania y siempre había soñado con un sitio mejor, Manhattan, y un nombre distinto, Charlie.

"Dos pistolas"
Cuando conocí a William Burroughs, el autor de "almuerzo desnudo", vivía en un urinario público y llevaba encima dos pistolas "una para cuando estoy despierto -me dijo- y otra para cuando sueño".



"El pene de Ullrich"
Andreas Ringmayer III tenía un pene normal. Por supuesto que hubiese querido un pene más grande, y quién no, e incluso pensaba que se lo merecía, y quién no, pero se había acostumbrado al tamaño de su pene y hasta le había cogido cierto cariño.

"Cerca del Belasco"
Hacía un frío del demonio, así que Jimmy "el Pincho" se alegró enormemente cuando vío venir al pequeño gran Joe marchando a toda prisa, saltando literalmente sobre sus diminutos piececillos, hacía la puerta de Mindy's. El pequeño gran Joe era un hombre bajo pero muy bien construido, espaldas anchas y un pecho fuerte como un murete de ladrillos. Algunos hacían bromas acerca del aspecto del pequeño gran Joe, pero nunca delante del pequeño gran Joe. Era esa clase de tipo.


"Bienvenido al circo"
Fue entonces cuando Martha vió pasar un elefante. "Se me esta acumulando la sangre en el cerebro -pensó-; se me está enfriando el culo y se me está acumulando la sangre en el cerebro".

jueves, 26 de enero de 2006

...y anda siempre con lo puesto



A colación de mi post anterior (“uno sólo es lo que es y anda siempre con lo puesto”), y después de haber visto el clip de la canción "you’re beautiful” de James Blunt, he decidido vaciar mis bolsillos y ver que llevo en ellos: la cartera, una agenda/cuaderno, un bolígrafo, un paquete de kleenex, el teléfono móvil en su funda, las llaves, un lápiz de memoria, y unas cuantas monedas. Quién quiera hacerlo es un ejercicio que bien podría definirse como de busqueda de la identidad: vaciar los bolsillos y ver que llevamos en ellos. ¿Estos objetos nos definen? yo creo que en parte sí, porque son los más cotidianos, los que más usamos, por eso los llevamos arriba y abajo en nuestro deambular por la vida.

domingo, 22 de enero de 2006

miércoles, 18 de enero de 2006

El loco de la colina

Ayer, apretando compulsivamente el botón de cambio de programa de mi televisor, me cruce con Jesús Quintero, "el loco de la colina", que desde la pantalla de esa caja tonta me miraba fijamente y decía:

"Paz en la tierra a los hombres de mala voluntad. Paz a los asesinos, maltratadores, conductores de tanques, racistas, (...). Paz en la tierra a los hombres de mala voluntad, porque son los que la necesitan. Los hombres de buena voluntad ya estan en paz, con el mundo y consigo mismos."

Pues tiene razón: yo también deseo que los hombres de mala voluntad consigan estar en paz, con el mundo y consigo mismos, y dejen esas actitudes. Por el bien de todos.

domingo, 8 de enero de 2006

"Vida de Anne Moore" de Roberto Bolaño



"Tony jamás se enfadaba, jamás discutía, como si considerara absolutamente inútil tratar de que otra persona compartiera su punto de vista, como si creyera que todas las personas estaban extraviadas y que era pretencioso que un extraviado le indicara el camino. Un camino que no solamente nadie conocía sino que probablemente ni siquiera existía".