De los más de treinta apartados en los que se estructura el libro, he escogido el inicio de cinco de ellos, que me he permitido ilustrar con imágenes de uno de los muchos fotógrafos de la vida cotidiana de Nueva York: Joseph O. Holmes
"El hombre que inventó Manhattan"
El hombre que inventó Manhattan se hacía llamar Charlie, aunque su verdadero nombre era Gerald Ulsrak, estaba casado y tenía dos hijas. A lo mejor sólo una. Se decía que la mayor de las niñas era hija de otro hombre, tal vez por la manera en que Charlie la miraba o mejor, no la miraba. Gerald Ulsrak había nacido en un pequeño pueblo en las montañas de Rumania y siempre había soñado con un sitio mejor, Manhattan, y un nombre distinto, Charlie.
"Dos pistolas"
Cuando conocí a William Burroughs, el autor de "almuerzo desnudo", vivía en un urinario público y llevaba encima dos pistolas "una para cuando estoy despierto -me dijo- y otra para cuando sueño".
"El pene de Ullrich"
Andreas Ringmayer III tenía un pene normal. Por supuesto que hubiese querido un pene más grande, y quién no, e incluso pensaba que se lo merecía, y quién no, pero se había acostumbrado al tamaño de su pene y hasta le había cogido cierto cariño.
Hacía un frío del demonio, así que Jimmy "el Pincho" se alegró enormemente cuando vío venir al pequeño gran Joe marchando a toda prisa, saltando literalmente sobre sus diminutos piececillos, hacía la puerta de Mindy's. El pequeño gran Joe era un hombre bajo pero muy bien construido, espaldas anchas y un pecho fuerte como un murete de ladrillos. Algunos hacían bromas acerca del aspecto del pequeño gran Joe, pero nunca delante del pequeño gran Joe. Era esa clase de tipo.
"Bienvenido al circo"
Fue entonces cuando Martha vió pasar un elefante. "Se me esta acumulando la sangre en el cerebro -pensó-; se me está enfriando el culo y se me está acumulando la sangre en el cerebro".