lunes, 28 de agosto de 2006

1 año, 100 posts


Cuando vi que se aproximaba el aniversario de este cuaderno y que faltaban pocos posts para llegar al centenar, hacerlo coincidir se me hizo irresistible. Queriéndolo o no este cuaderno ha formado parte de mi vida durante este año, de la misma manera que mi vida se ha colado poco a poco en cada una de estas imagenes y de estos textos. Ahora ha llegado el momento de cerrarlo y dejar un poco la blogosfera. Esto no es un adiós definitivo: parte de mi permanecerá en estos 100 posts, y no descarto que algún día vuelva a reemprender esta singladura, pero ahora no puedo seguirlo como me gustaría. Seguro que os echaré de menos, porque me habéis aportado grandes cosas tanto con vuestros comentarios como con la lectura de vuestros blogs. Y no dudéis que si puedo me dejaré caer por ellos. Ha sido un placer haberos conocido. Ha sido un placer haberos tenido aquí. Besos y abrazos a tod@s.

Sin Destino

sábado, 26 de agosto de 2006

Mi refugio


Cada cierto tiempo necesito desconectar de la realidad que me envuelve. Antes solía hacerlo físicamente y durante uno o dos días desaparecía de mi mundo conocido. No hace falta ir muy lejos para conseguirlo. No necesitas ni salir de tu ciudad. Seguro que hay rincones por los que no paseas nunca, bares donde no conoces a nadie. Pero cada vez me resulta más difícil: el móvil te esclaviza con tu trabajo; con los años, la familia necesita más de ti; el tiempo libre lo gastas en hobbys que poco a poco se han ido convirtiendo en obligaciones; salir del mundo en el que vives es cada vez más complicado. Por eso decidí escaparme de mi mundo de forma virtual, a través de la ventana que es este cuaderno. Una válvula de escape. Un lugar donde descargar la mente. Todos necesitamos un lugar donde sentirnos seguros, donde poder reflexionar, divagar o simplemente estar con nosotros mismos. Éste ha sido ese lugar: mi refugio.

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viernes, 25 de agosto de 2006

jueves, 24 de agosto de 2006



El tiempo pasa pero mi vida no avanza. Para eso tengo que dejar atrás un ancla que me atenaza. Un ancla que solo existe para evitar que se repita algo que nunca sucedió.

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miércoles, 23 de agosto de 2006

“Mediterráneo” de Joan Manuel Serrat




Quizás porque mi niñez
sigue jugando en tu playa,
y escondido tras las cañas
duerme mi primer amor,
llevo tu luz y tu olor
por dondequiera que vaya,
y amontonado en tu arena
guardo amor, juegos y penas.

Yo, que en la piel tengo el sabor
amargo del llanto eterno,
que han vertido en ti cien pueblos
de Algeciras a Estambul
para que pintes de azul
sus largas noches de invierno.
A fuerza de desventuras,
tu alma es profunda y oscura.

A tus atardeceres rojos
se acostubraron mis ojos
como el recodo al camino.
Soy cantor, soy embustero,
me gusta el juego y el vino,
Tengo alma de marinero.
Qué le voy a hacer, si yo
nací en el Mediterráneo.

Y te acercas, y te vas
después de besar mi aldea,
jugando con la marea
te vas, pensando en volver,
eres como una mujer
perfumadita de brea,
que se añora y se quiere
que se conoce y se teme.

Ay, si un día para mi mal
viene a buscarme la parca,
empujad al mar mi barca
con un levante otoñal
y dejad que el temporal
desguace sus alas blancas.
Y a mí enterradme sin duelo
entre la playa y el cielo...

En la ladera de un monte,
más alto que el horizonte,
quiero tener buena vista.
Mi cuerpo será camino,
le daré verde a los pinos
y amarillo a la genista.
Cerca del mar, porque yo
nací en el Mediterráneo.


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lunes, 21 de agosto de 2006

sábado, 19 de agosto de 2006

"Nueva York" de Eduardo Mendoza

"Llegué a Nueva York casi por error. Yo había solicitado un puesto en un organismo internacional, concretamente en las Naciones Unidas, en la creencia de que si lo obtenía podría elegir mi lugar de destino. De haber sido así, probablemente habría optado por Ginebra, con la intención, una vez allí, de abrirme paso hacia París o Roma, dos ciudades que entonces, como ahora, me parecían fascinantes por muchas razones. La verdad es que nunca había pensado que en algún momento de mi vida pudiera irme yo a vivir a Nueva York, aunque siempre he sido persona inquieta, propensa a cambiar de residencia y de oficio con cierta periodicidad y a fabular siempre. Pero, como digo, Nueva York no entraba ni en mis planes ni en mis ensoñaciones. Ni siquiera había pensado visitar esa ciudad como viajero. Más aún: antes de pedir y obtener el puesto en las Naciones Unidas a que me acabo de referir, había escrito una novela, que fue publicada posteriormente y en cuyo desenlace el protagonista, falto de medios y de alternativas, emigraba precisamente a Nueva York. Con esto quiero decir que cuando escribí esas páginas Nueva York era para mí un confín del mundo, el símbolo del destierro y el marco idóneo, por consiguiente, para un desenlace triste. Enfrentado sin embargo a los hechos y falto a mi vez si no de medios sí de alternativas que me ofrecieran el aliciente necesario, decidí hacer de tripas corazón, aceptar el trabajo que me ofrecían en Nueva York y procurarme un traslado a otro sitio lo antes posible. En Nueva York no conocía a nadie y mi falta de interés previo había hecho que mi ignorancia respecto de esa ciudad fuera absoluta. Sólo sabía lo que había oído contar y lo que reiteradamente relataba la prensa: historias de crímenes y violencias. Tampoco sabía o sabía de un modo muy superficial que Nueva York estaba atravesando en esas fechas por una crisis financiera sin precedentes.

Llegué por consiguiente a Nueva York con un montón de tópicos por bagaje. Si hubiese emprendido el viaje unos años más tarde, estos tópicos, sin dejar de serlo, habrían tenido un signo radicalmente distinto. En los años que siguieron a mi llegada, Nueva York superó la crisis y pasó de ser la escoria de las ciudades a ser la ciudad por antonomasia, la ciudad de moda. Yo tuve oportunidad de ser testigo de esta metamorfosis, pero quien espere encontrar en las páginas que siguen una explicación coherente del fenómeno se verá defraudado de plano: ni sé qué pasó ni sé por qué las cosas tomaron ese sesgo y no otro. Cuando llegué a Nueva York había barrios en los que sólo habitaban las ratas. Hoy las celebridades de todo el mundo pagan fortunas por adquirir un apartamento en ese mismo sector. Naturalmente, los que previeron esta evolución con tiempo amasaron verdaderas fortunas. Éste no fue mi caso, como es obvio. Si algo tuve, lo dejé perder. La verdad es que lo que ocurría en Nueva York me resultaba indiferente. Durante dos años no tuve otra idea que salir de allí y removí cielos y tierra para conseguir un traslado a Europa. Cuando por fin llegó ese traslado me di cuenta de que no podía dejar Nueva York. Yo fui el primer sorprendido, pero ante la evidencia no me cupo otra solución que renunciar al traslado, quedarme allí y volver la mirada hacia aquella ciudad que de un modo tan inesperado me había atrapado sin que yo me diera cuenta."

jueves, 10 de agosto de 2006

"Viajando de manera diferente" de Paulo Coelho

"Desde muy joven descubrí que el viajar era, para mí, la mejor manera de aprender. Continúo hasta hoy con este alma de peregrino, y decidí relatar en esta columna alguna de las lecciones que aprendí, esperando que puedan ser útiles a otros peregrinos como yo:

1.- Evite los museos
El consejo puede parecer absurdo, pero vamos a reflexionar un poco juntos: si usted está en una ciudad extranjera, ¿no es mucho más interesante ir en busca del presente que del pasado? Sucede que las personas se sienten obligadas a ir a museos porque aprendieron desde pequeñas que viajar es buscar ese tipo de cultura. Es claro que los museos son importantes, pero exigen tiempo y objetividad -tiene antes que saber que desea ver allí, o va a salir con la impresión de que vio un montón de cosas fundamentales para su vida, pero que no recuerda cuáles son-.

2.- Frecuente los bares
Allí, al contrario de los museos, la vida de la ciudad se manifiesta. Bares no son discotecas, sino lugares adonde la gente va, toma algo, piensa en el tiempo y está siempre dispuesta para una conversación. Compre un diario y quédese contemplando el movimiento del local. Si alguien inicia un tema, por más bobo que sea, acepte la charla: no se puede juzgar la belleza del camino mirando solamente la puerta.

3.- Esté disponible
El mejor guía de turismo es alguien que vive en el lugar, conoce todo, está orgulloso de su ciudad, pero no trabaja en una agencia. Salga por la calle, elija a la persona con quien desea conversar y pídale informaciones (¿Dónde queda tal catedral?, ¿Dónde está correos?) Si no resulta, pruebe con otra; le garantizo que al final del día habrá encontrado una excelente compañía.

4.- Procure viajar solo o en pareja
Le dará más trabajo, nadie lo (o los) cuidará, pero sólo de esta manera podrá realmente salir de su país. Los viajes en grupo son una manera disfrazada de estar en una tierra extranjera, pero hablando su lengua natal, obedeciendo a lo que manda el jefe del rebaño, preocupándose más de las murmuraciones del grupo que del lugar que se está visitando.

5.- No compare
No compare nada -ni precios, ni limpieza, ni calidad de vida, ni medios de transporte, ¡nada!- Usted no está viajando para probar que vive mejor que los otros: su búsqueda, en verdad, es saber, cómo los otros viven, lo que pueden enseñar, cómo se enfrentan con la realidad y con lo extraordinario de la vida.

6.- Entienda que todo el mundo le entiende
Aunque no hable el idioma, no tenga miedo: yo estuve en muchos lugares donde no había manera de comunicarme a través de las palabras y siempre terminé encontrando apoyo, orientación , sugerencias importantes, y hasta aventuras amorosas. Algunas personas creen que, si viajan solas, saldrán a la calle y se perderán para siempre. Basta tener la tarjeta del hotel en el bolsillo y -en una situación extrema- tomar un taxi y mostrarla al chofer.

7.- No compre mucho
Gaste su dinero en cosas que después no tendrá que cargar: buenas obras de teatro, restaurantes, paseos. Hoy en día, con el mercado global e internet, puede tener todo sin necesidad de pagar exceso de equipaje.

8.- No intente ver el mundo en un mes
Más vale quedarse en una ciudad cuatro o cinco días, que visitar cinco ciudades en una semana. Una ciudad es una mujer caprichosa, necesita tiempo para ser seducida y mostrarse completamente.

9.- Un viaje es una aventura
Henry Miller decía que es mucho más importante descubrir una iglesia de la que nadie oyó hablar, que ir a Roma y sentirse obligado a visitar la capilla sixtina, con doscientos mil turistas gritando en sus oídos. Vaya a la capilla sixtina, sí, pero también déjese perder por las calles, intérnese en las callejuelas, sienta la libertad de estar buscando algo que no sabe lo que es pero que -con toda seguridad- encontrará, y cambiará su vida."



Espero que algun@ de vosotr@s pueda aplicar estos consejos pronto. Yo aún tardaré un tiempo en poder realizar un viaje que me permita ponerlos en práctica. Felices vacaciones a quiénes las esten disfrutando. Al resto nos toca esperar.

viernes, 4 de agosto de 2006

"No es oro todo lo que reluce,
ni está perdido todo el que anda errante"

J.R.R. Tolkien

viernes, 28 de julio de 2006

“La velocidad de la luz” de Javier Cercas

Ahora llevo una vida falsa, una vida apócrifa y clandestina e invisible aunque más verdadera que si fuera de verdad, pero yo todavía era yo cuando conocí a Rodney Falk. Fue hace mucho tiempo y fue en Urbana, una ciudad del Medio Oeste norteamericano en la que pasé dos años a finales de la década de los ochenta. La verdad es que cada vez que me pregunto por qué fui a parar precisamente allí me digo que fui a para precisamente allí como podía haber ido a parar a cualquier otro sitio. Contaré por qué en vez de ir a para a cualquier otro sitio fui a para precisamente allí.

Hay que ver...que no hay nada que ver

Ir al cine por ir al cine sin más no es mi costumbre, pero a veces los amigos te arrastran y acabas viendo cosas como "La sombra de la sospecha" ("Sentinel" en su título original). Cuenta con un reparto de grandes nombres, que en este caso no son más que eso: "grandes nombres". La película no da para mucho. Yo, si fuera el guionista, no firmar con mi nombre.

Una de las pocas cosas que podrían alegrar el metraje es ver a Eva Longoria, pero la verdad es que no tiene en qué lucirse.Ya me hubiera gustado que la acción en lugar de transcurrir en Washington D.C. o Toronto, se ubicara en las playas de Miami. Al menos hubiera disfrutado de ese cuerpo...a falta de algo más interesante.

Señores de Hollywood: traten de hacer productos un poco más digeribles. Aunque sean productos destinados al entretenimiento estival, que tengan un poco de calidad en la trama. Si se gastan millones en pagar a esos actores, inviertan un poco en talento creativo en los teclados y detrás de la cámara.

A los señores responsables del cine español no sé que les puedo pedir, porque ni pagándome iría a ver algo como "los mánagers". Solo el cartel ya tira para atrás. Y es que vamos de mal en peor. ¡Qué verano de cine me espera!

viernes, 21 de julio de 2006

“Los perros románticos” de Roberto Bolaño

En aquel tiempo yo tenía veinte años
y estaba loco.
Había perdido un país
pero había ganado un sueño.
Y si tenía ese sueño
lo demás no importaba.
Ni trabajar ni rezar
ni estudiar en la madrugada
junto a los perros románticos.
Y el sueño vivía en el vacío de mi espíritu.
Una habitación de madera,
en penumbras,
en uno de los pulmones del trópico.
Y a veces me volvía dentro de mí
y visitaba el sueño: estatua eternizada
en pensamientos líquidos,
un gusano blanco retorciéndose
en el amor.
Un amor desbocado.
Un sueño dentro de otro sueño.
Y la pesadilla me decía: crecerás.
Dejarás atrás las imágenes del dolor y del laberinto
y olvidarás.
Pero en aquel tiempo crecer hubiera sido un crimen.
Estoy aquí, dije, con los perros románticos
y aquí me voy a quedar.

martes, 18 de julio de 2006


La muerte para los jóvenes es naufragio y para los viejos es llegar a puerto.
Baltasar Gracián (1601-1658) Escritor español.


Perder a un colega de profesión y además amigo es duro. Si éste solo tiene 34 años, como dice Gracián, es todo un naufragio. Hasta siempre Carlos.

viernes, 14 de julio de 2006

martes, 11 de julio de 2006

miércoles, 28 de junio de 2006

Les passantes (poème de Antoine POL)

Je veux dédier ce poème,
A toutes les femmes qu'on aime,
Pendant quelques instants secrets.
A celles qu'on connaît à peine,
Qu'un destin différent entraîne,
Et qu'on ne retrouve jamais.

A celle qu'on voit apparaître,
Une seconde à sa fenêtre,
Et qui, preste, s'évanouit.
Mais dont la svelte silhouette,
Est si gracieuse et fluette,
Qu'on en demeure épanoui.

A la compagne de voyage,
Dont les yeux, charmant paysage,
Font paraître court le chemin.
Qu'on est seul, peut-être, à comprendre,
Et qu'on laisse pourtant descendre,
Sans avoir effleuré sa main.




Las transeúntes (poema de Antoine Pol)

Quiero dedicar este poema,
A todas la mujeres que amamos,
Durante algunos instantes secretos.
A aquellas que apenas conocemos,
Que un destino diferente se lleva,
Y que no volveremos a encontrar.

A la que vemos aparecer,
Un segundo en su ventana,
Para, rápidamente, desvanecerse.
Pero su esbelta silueta,
Es tan graciosa y ligera,
Que permanece en nosotros.

A la compañera de viaje,
Que sus ojos, precioso paisaje,
Hacen que el camino parezca más corto.
Parece que solo nosotros lo sabemos,
Y aún así dejamos que baje,
Sin haber rozado su mano.

martes, 20 de junio de 2006

“Brooklyn Follies” de Paul Auster

Estaba buscando un sitio tranquilo para morir. Alguien me recomendó Brooklyn, de manera que al día siguiente salí de Westchester y fui para allá a reconocer el terreno. No había vuelto en cincuenta y seis años, y no me acordaba de nada. Mis padres se habían ido de la ciudad cuando yo tenía tres años, pero el instinto me llevó al barrio donde habíamos vivido, arrastrándome como un perro herido al lugar donde nací. Un empleado de una agencia inmobiliaria de la zona me enseñó media docena de pisos en edificios de piedra rojiza, y a última hora de la tarde había alquilado un apartamento de dos habitaciones con jardín en la calle Uno, sólo a media manzana de Prospect Park. No tenía idea de quiénes eran mis vecinos, y no me importaba. Todos trabajaban de nueve a cinco, ninguno tenía hijos, así que en el edificio siempre habría un relativo silencio. Más que nada, eso era lo que buscaba. Un fin silencioso para mi triste y ridícula vida.

miércoles, 14 de junio de 2006

Ideas sencillas

“Instrucciones para una vida en el nuevo milenio” es un escrito del Dalai Lama


1.- Ten en cuenta que los grandes amores y logros entrañan un gran riesgo.

2.- Si pierdes, no pierdas la lección.

3.- Aplica las tres erres:
Respétate a ti mismo.
Respeta a los demás.
Responsabilízate de tus acciones.

4.- Recuerda que, a veces, no conseguir lo que quieres es un maravilloso golpe de suerte.

5.- Aprende las reglas para que sepas incumplirlas cuando conviene.

6.- No permitas que una pequeña discusión empañe una gran relación.

7.- Cuando te des cuenta de que has cometido un error, toma inmediatamente las medidas necesarias para corregirlo.

8.- Pasa algún tiempo solo todos los días.

9.- Abre tus brazos al cambio, pero no abandones tus valores.

10.- Recuerda que, a veces, el silencio es la mejor respuesta.

11.- Vive una buena vida honrada. Después, cuando seas mayor y mires hacía atrás, serás capaz de disfrutarla de nuevo.

12.-Un entorno de amor en tu hogar es la base de tu vida.

13.- Cuando no estés de acuerdo con tus seres queridos, preocúpate únicamente por la situación actual. No hagas referencias a anteriores disputas.

14.- Comparte tus conocimientos. Es la forma de lograr la inmortalidad.

15.- Sé bueno con la madre tierra.

16.- Una vez al año, acude a un lugar al que nunca hayas ido antes.

17.- Recuerda que la mejor relación es aquella en la que el amor mutuo es mayor que la necesidad mutua.

18.- Juzga tu éxito en función de aquello a lo que has renunciado para conseguirlo.

19.- Ama y cocina con absoluto derroche.

Estas ideas del Dalai Lama llegaron a mi correo en forma de cadena que condicionaba el efecto beneficioso de las mismas a una serie de reglas que incluía borrarlas inmediatamente sin guardarlas. Pues voy a aplicar la idea número 5, como ya he hecho otras veces en esto de las cadenas, porque creo que es más beneficioso para mí y para los que me rodean compartirlas sin limitaciones. Por mi parte solo añadir que los que quieran son libres de escribirlas en sus blogs, pasarlas sin condiciones a quienes quieran, y lo más importante: aplicarlas a su vida en la medida que deseen. Porque a veces las ideas sencillas son las que mejoran nuestra vida.

lunes, 12 de junio de 2006

Ausencia

Mi ausencia: unas vacaciones, que no fueron tales, y el trabajo, que me ha absorbido más de lo deseable. Acostumbro a trabajar para vivir, y no a la inversa, pero últimamente he tenido que sacrificar el tiempo que dedicaba a mi navegación en la blogosfera por temas laborales. Ahora, ya estoy de vuelta. No con todo el tiempo que desearía poder dedicaros a tod@s vosotr@s y a esta casa, aunque sí espero que con el suficiente para poder volver a navegar sin destino y a atracar en vuestros puertos. Es un placer compartir este espacio con vosotros y vuestros comentarios. Un placer que disfruto y espero disfrutar durante mucho tiempo.

sábado, 27 de mayo de 2006

"Vivir sin aire" de Maná



Cómo quisiera...
poder vivir sin aire.


Cómo quisiera...
poder vivir sin agua.


Me encantaría...
quererte un poco menos.


Cómo quisiera...
poder vivir sin ti.


Pero no puedo.
Siento que muero.


Me estoy ahogando
sin tu amor.


Cómo quisiera...
poder vivir sin aire.


Cómo quisiera...
calmar mi aflicción.


Cómo quisiera...
poder vivir sin agua.


Me encantaría...
robar tu corazón.

lunes, 15 de mayo de 2006


“Los mejores aliados son aquellos que no piensan como la mayoría de la gente. Por eso, al buscar compañeros es importante creer en la intuición y no dar importancia a los comentarios ajenos. La mayor parte de los seres humanos siempre juzga a los demás teniendo como modelo sus propias limitaciones, y la opinión de la mayoría esta llena de miedos y perjuicios.

Únete a todos los que experimentan, se arriesgan, caen, se hacen daño y se vuelven a arriesgar. Apártate de aquellos que afirman verdades, que critican a quienes no piensan como ellos; jamás darían un paso sin estar seguros de que se los respetara por ello, y prefieren la comodidad de la certeza que la tensión de la duda.

Únete a los que se exponen y no temen ser vulnerables.

Únete a los que son flexibles y entienden las señales del camino. Son personas que no dudan en cambiar su rumbo cuando se encuentran con una barrera infranqueable o cuando vislumbran una oportunidad mejor.”

Paulo Coelho

lunes, 24 de abril de 2006

Un día sin sonreír, es un día perdido.


Se me hace difícil, pero tengo que hacerlo. No es mi intención dejar de postear ni dejar de visitar vuestras casas, pero ahora mismo, por ritmo de trabajo, y más adelante, por unas merecidas vacaciones que necesito tomar, me es imposible seguir con este blog. Espero volver el quince de mayo. Sed felices. Besos y abrazos a tod@s.

domingo, 23 de abril de 2006

viernes, 21 de abril de 2006

“El pintor de batallas” de Arturo Pérez-Reverte

"Nadó ciento cincuenta brazadas mar adentro y otras tantas de regreso, como cada mañana, hasta que sintió bajo los pies los guijarros redondos de la orilla. Se secó utilizando la toalla que estaba colgada en el tronco de un árbol traído por el mar, se puso camisa y zapatillas, y ascendió por el estrecho sendero que remontaba la cala hasta la torre vigía. Allí se hizo un café y empezó a trabajar, sumando azules y grises para definir la atmósfera adecuada. Durante la noche -cada vez dormía menos, y el sueño era una duermevela incierta- había decidido que necesitaría tonos fríos para delimitar la línea melancólica del horizonte, donde una claridad velada recortaba las siluetas de los guerreros que caminaban cerca del mar. Esos los envolvería en la luz que había pasado cuatro días reflejando en las ondulaciones del agua en la playa mediante ligeros toques de blanco de titanio, aplicado muy puro. Así que mezcló, en un frasco, blanco, azul y una mínima cantidad de siena natural hasta quebrarlo en un azul luminoso. Después hizo un par de pruebas sobre la bandeja de horno que usaba como paleta, ensució la mezcla con un poco de amarillo y trabajó sin detenerse durante el resto de la mañana. Al cabo se puso el mango del pincel entre los dientes y retrocedió para comprobar el efecto. Cielo y mar coexistían ahora armónicos en la pintura mural que cubría el interior de la torre; y aunque todavía quedaba mucho por hacer, el horizonte anunciaba una línea suave, ligeramente brumosa, que acentuaría la soledad de los hombres -trazos oscuros salpicados con destellos metálicos- dispersos y alejándose bajo la lluvia."

miércoles, 19 de abril de 2006

35


No soy muy partidario de este tipo de celebraciones, pero dado el carácter personal que esta tomando últimamente este blog, y coincidiendo en que es un número redondo, me ha parecido adecuado aportar este dato sobre mí: hoy cumplo treinta y cinco años. Una vez escritos me parecen muchos, pero puedo asegurar que han pasado como un suspiro. A esta edad tendría que tener muchas cosas resueltas, pero no es el caso. Si hago un balance de mi vida, tengo importantes temas pendientes: no tengo casa propia, ni pareja con quién compartirla; no he estado en un mismo trabajo más de cuatro años, siempre buscando uno que me llenara por completo; no me siento orgulloso de mi mismo, pero tengo la esperanza de que algún día sí lo esté. Y eso es lo que me mueve en este mundo: la ilusión de conseguir aquello que deseo, de compartirlo con la mujer de mi vida, de ser yo mismo y estar satisfecho de ello. Quizás sea pedir mucho, pero treinta y cinco no se hacen cada día.

martes, 18 de abril de 2006


"Los espejos se emplean para verse la cara;
el arte para verse el alma."

George Bernard Shaw

lunes, 17 de abril de 2006

Mi pasión por Nueva York


Supongo que todo aquello que nos crea una fascinación en nuestra niñez, nos acompañará siempre, aunque vayamos añadiendo nuevas experiencias a nuestra mochila vital. Eso es lo que me ocurre a mí con Nueva York. Al principio de los años ochenta, un íntimo amigo de mis padres se fue a vivir a Nueva York. Se había divorciado y había tenido que cerrar su negocio, así que decidió empezar una nueva vida en esa ciudad. Yo tendría unos diez años y vivía ilusionado con las cartas que nos enviaba explicándonos que tal le iba en su experiencia americana. Esperaba ansioso ver en el buzón de casa esos sobres con bordes azules, blancos y rojos del correo aéreo. Fue mitad por lo que él nos explicaba, mitad por lo que veía en las películas, que tenía Nueva York totalmente idealizada.

En 1987 mis padres y yo fuimos un mes a su casa, en el barrio de Queens. El impacto de la ciudad en el chaval de 16 años que era yo por aquel entonces fue enorme. Si las historias que nos explicaba por carta ya me fascinaban, aquella experiencia me marcó profundamente. Sin conocimientos de inglés y relacionándome sobretodo con hispanos, empecé a descubrir la verdadera ciudad. El olor a especias de los pasillos de aquel edificio de tocho rojo en Queens Boulevard, no dejaba de recordarnos que vivíamos en un barrio de mayoría asiática. Aunque existen barrios claramente diferenciados dependiendo de la comunidad predominante, la mezcla de razas, religiones y orígenes es brutal.



Diez años después, cuando estábamos preparando el viaje de fin de carrera, mi amigo Joan y yo conseguimos que el viaje fuera a Nueva York. Fue una semana muy especial para mí. En nuestra clase solo éramos veinte personas y el viaje de fin de estudios, por diferentes razones, solo lo hicimos ocho. La ciudad la visitamos juntos, pero después de las obligadas paradas en los lugares más conocidos, cada uno fue seleccionando lo que quería ver, dependiendo de sus gustos personales. Así fue como, solos, o en grupos de dos o tres, nos perdimos por la ciudad, por sus calles, entre la gente. Nueva York es una ciudad tan cosmopolita, con tantas culturas y en la que se hablan tantos idiomas, que nadie se siente extraño. Una mañana me levanté pronto y fui al dinner que estaba en la esquina de la manzana del hotel. Pedí un café con leche para llevar, que me sirvieron en uno de esos enormes vasos de cartón. En pleno invierno y con mi vaso de cartón cogido con las dos manos, me dispuse a visitar el MOMA (Museum Of Modern Art). Esperando que el semáforo de una de las avenidas se pusiera en verde, se me acercó un repartidor y me preguntó por una dirección. No le supe indicar, pero, tanto que me preguntara, como no saber contestarle, hicieron que me sintiera como un neoyorkino más.



En 2007 he decidido volver a ir, para cumplir con una tradición no escrita de visitarla cada diez años. No sé si la ciudad y sus habitantes habrán cambiado mucho después del 11-S. Espero que no, aunque seguramente el corazón se me encogerá cuando pase por el World Trade Center y no vea esas impresionantes torres gemelas que dominaban el horizonte de la ciudad. Ver por televisión como caían me pareció increíble. No dejaba de decir: “no puede ser..., no puede ser...” Lo único que me preocupa es George W. Bush, porque tal y como se están poniendo las cosas, puede que declare persona non grata a todos aquellos que no seamos estadounidenses. Los neoyorkinos siempre han dicho que Nueva York es diferente al resto de los Estados Unidos; físicamente esta ahí, pero que no tiene nada que ver con gran parte del país. Y tienen razón: en las últimas elecciones presidenciales, en el total de los distritos de Nueva York, John Kerry obtuvo el 75% de los votos mientras que George Bush solo consiguió el 25%. Incluso hubo distritos en que la diferencia llegó a ser de 90-10. Hasta en eso me siento neoyorkino. Porque Bush será el presidente de los Estados Unidos, pero no gracias a Nueva York.

Woody Allen, Paul Auster y tantos otros hacen que tenga siempre a Nueva York muy presente. Me muero de ganas de estar allí de nuevo, porque, aunque sea una frase muy manida, impresa en pegatinas y camisetas, no deja de ser cierta en mi caso:
I love N.Y.

domingo, 16 de abril de 2006

"Le petit prince" de Antonie Saint-Exupéry


Les grandes personnes aiment les chifres. Quand vous leur parlez d'un nouvel ami, elles ne vous questionnent jamais sur l'essentiel. Elles ne vous disent jamais: "Quel est le son de sa voix? Quels sont les jeux qu'il préfère? Est-ce qu'il collectionne les papillons?" Elles vous demandent: "Quel âge a-t-il? Combien a-t-il de frères? Combien pése-t-il? Combien gagne son père?" Alors seulement elles croient le connaître.

A los mayores les gustan las cifras. Cuando se les habla de un nuevo amigo, jamás preguntan sobre lo esencial del mismo. Nunca se les ocurre preguntar: "¿Qué tono tiene su voz? ¿Qué juegos prefiere? ¿Le gusta coleccionar mariposas?" Pero en cambio preguntan: "¿Qué edad tiene? ¿Cuántos hermanos? ¿Cuánto pesa? ¿Cuánto gana su padre?" Solamente con estos detalles creen conocerle.

"El Principito" de Antoine Saint-Exupéry

sábado, 15 de abril de 2006

Midi-Pyrénées (sud de la France)




Toulouse (Haute-Garonne)

Vernajoul (Ariège)

Foix (Ariège)

Mirepoix (Ariège)

Aix-les-Termes (Ariège)






















Rue des arts (Toulouse)

















Aux six soeurs librairie (Toulouse)

















Pont Neuf (Toulouse)

















Café du jardin Musée Saint-Raymond (Toulouse)

















Basilique Saint-Sernin (Toulouse)

















Place des couverts (Mirepoix)

















Mairie (Mirepoix)
















Couverts (Mirepoix)
















La maison des consuls (Mirepoix)
















Domaines labourés (Foix)




















Chateaux de Foix
















Eglise de Vernajoul
















Hotel de la Paix (Aix-les-Termes)