martes, 30 de agosto de 2005

Amiga mía

Amiga mía,
sé que no vas a leer estas líneas, pero necesito escribirlas. Cuando me preguntaste si dolió, te mentí. Aquel día, la magía que habíamos creado se rompió. Ya no conseguí volver a parar el mundo para tí. Mi piel ya no volvió a rozar la tuya. Nuestros labios no se acariciaron más.
Esas palabras que pronunciaste, hicieron que, con un chasquido, todo desapareciera. Hicieron que otra grieta cruzara mi alma. Otra más.
Pero sigo en pie. Aún conservo algo tuyo. Un tesoro que mimo. Un vínculo entre los dos. Algo que tú me ofreciste antes, durante y después. Y que yo corresponderé siempre. Tu amistad.

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